domingo, 16 de diciembre de 2007

De la verdadera amistad

Quien comete injusticia y violencia con otro hombre, que no le ha hecho nunca daño, sirve de escándalo para otros diez.

Un necio es, y muy estulto, quien con otro humano comete injusticia, pues con ello amenaza a muchos, que después se alegrarán de su desgracia. El que hace algo malo a su amigo, que ha depositado en él toda su esperanza, fidelidad y confianza, es un necio y carece por completo de juicio. Ya no se encuentran en absoluto amigos como lo era David con Jonatán, como Patroclo y Aquiles, como Orestes y Pílades, como Démades y Pitias o como lo era el escudero de Sául, como Escipión y Lelio. Donde falta el dinero, termina la amistad. Nadie ama tanto a su prójimo como está escrito en la Ley: el egoismo suprime todo derecho, amistad, amor, estirpe, familia. A nadie se encuentra ahora igual que Moisés, quien amaba a los otros como a sí mismo; o como Nehemías y Tobías, el temeroso de Dios.
A quien el provecho común no es tan preciado como el provecho propio que ansía, le tengo por un necio cuco; lo que es común, es también propio. Pero Caín está en todo estamento que lamenta la felididad que tiene Abel. Amistad: cuando se necesita, entran veinticuatro en media onza, y los que queiren ser los mejores, entran siete en cuatro adarmes.

Ilustración: Un hombre tiene a otro en el suelo y lo golpea. Un grupo de hombres y mujeres se agolpan en la calle con caras de desaprobación, pero sin intervenir. Solo uno, arriba a la derecha, parece mirar complacido por encima del hombre del que tiene delante.