sábado, 22 de diciembre de 2007

Del necio cálculo

Quien quiera edificar, calcule antes qué fortuna necesitará, pues, de lo contrario, esperará en vano el final

Un necio es quien quiere edificar y no calcula antes cuánto va a costar y si puede llevarlo a efecto conforme a su plan. Muchos planearon grandes edificios y no pudieron salir de su empeño. El rey Nabucodonosor se encumbró arrogante por haber edificado con su poder Babilonia, la gran ciudad, pero le aconteció muy pronto que quedó en el campo como una vaca. Nemrod quiso edificar muy alto en el aire una gran torre frente a las tempestades de agua, y no calculó que su edificio era demasiado pesado, e imposible. Cualquiera no construye tanto como en tiempos hizo Lúculo. Quien quiera construir sin arrepentirse, piénseselo antes de edificar, pues a muchos les viene el arrepentimiento demasiado tarde, de modo que el daño le entra en el bolsillo. Quien quiera emprender algo grande, debe asegurarse de si puede llegar a donde se ha propuesto, para que no le sobrevenga un inesperado azar y todos se mofen de él. Mucho mejor es no emprender nada, que abandonarlo con daño, escándalo y burla. Las pirámides cuestan mucho y también el laberinto junto al Nilo; pero todo eso ya se ha perdido hace tiempo: ninguna construcción puede durar mucho aquí en la tierra.

Ilustración: Sobre el trasfondo de una obra en construcción, en la que una grúa sostiene aún una piedra, aparece sentado delante de la mesa en que se efectúan los pagos, un patrón necio, desesperado, que se tira de los pelos, y tres albañiles con sus útiles de trabajo, abandonándolo.