lunes, 3 de diciembre de 2007

De los libros inútiles

El primer danzante soy en el baile de los necios, pues sin provecho muchos libros tengo, que ni leo ni entiendo


El que yo esté sentado delante en el barco, tiene en verdad una especial intención; no se ha hecho sin motivo. Confío en mi biblioteca. De libros tengo gran tesoro, aunque en ellos entiendo muy pocas palabras, y los tengo en tal veneración, que hasta los defiendo de las moscas. Donde se habla de ciencias, digo yo: en casa las tengo yo muy bien. Me contento con ver muchos libros ante mi. El rey Ptolomeo se procuró todos los libros del mundo y consideró esto un gran tesoro; mas no encontró la doctrina verdadera ni pudo instruirse con ella. Yo tengo asimismo muchos libros, pero leo poquísimo en ellos. ¿A qué iba a querer romperme la cabeza y agobiarme completamente bajo el peso del saber? Quién mucho estudia se vuelve fantasioso. Yo me tengo, no obstante, por un señor y pago a uno que aprende para mí. Cierto que poseo una mente tosca, pero cuando estoy con sabios, puedo decir ita "si". Contento estoy de pertenecer a la orden del alemán, pues sé muy poco latín; sé que vinum significa "vino", glucklus "cuco", stultus "Necio", y que yo me llamo domine doctor. Tengo las orejas ocultas, pues, de otro modo, se vería pronto la acémila del molinero.
Ilustración: Un profesor con capucha y gorro de necio, está sentado en su cátedra, rodeado de libros, y espanta con un plumero las moscas de un libro abierto.