martes, 11 de marzo de 2008

De perseverar en el bien

Muchos pusieron muy presto la mano sobre el arado, mas a la postre mal terminaron, porque el cuco sigue en el nido.

Muchos ponen su mano sobre el arado y están en un principio harto sedientos de sabiduría y de buenas obras, mas no suben a la cima del monte que les conduce al reino de los cielos, sino que miran tras de sí y les place Egipto, donde dejaran sus ollas de carne, y corren tanto en pos de los pecados como el perro de su vómito, que ya ha comido muchas veces. ¡En verdad, tienen muy mal remedio! Muy raramente vuelve a cerrarse la herida que se abrió más de una vez. Si el enfermo no se comporta bien y recae en su enfermedad, es de temer que no curará en mucho tiempo. Mejor sería no empezar que tras el comienzo abandonar. Dice Dios: "Deseaba que tuvieras forma, que fueras caliente o muy frío; mas porque quieres ser tibio, haces vomitar a mi alma". Aunque uno haya hecho muchas buenas obras, no recibirá su justa recompensa si no persevera hasta el final. De grandes males salió apresuradamente y fue liberada la mujer de Lot, pero al no cumplir lo ordenado y volver a mirar tras de sí, quedó allí petrificada de la forma más insólita. El necio vuelve a su cascabel como el perro a su vómito.