domingo, 30 de marzo de 2008

Del descarrío en los días festivos

A la iglesia deberían ir y las fiestas deberían guardar algunos que a muchos trabajos se dedican.

Habitantes de Montenecios son quienes dejan todos sus asuntos y trabajos sólo para las fiestas de guardar: ¡Al carro de los necios deben ir! A uno hay que herrarle los caballos, al otro coserle los botones; lo cual se debería haber hecho antes, cuando estaban jugando y dándole al vino en la cantina. A ése se le rellenan las puntas de los zapatos, y mucho trapos hay que meter en ellas; a aquel hay que probarle varias levitas y pantalones, que, si no se hiciera en día de fiesta, no se podría poner. Los cocineros preparan el fuego y las brasas antes de que la iglesia abra por la mañana; así se puede llenar aquí muy bien la panza y darse el gran festín. Antes de que alguien salga a la calle, las tabernas están ya casi a tope.
Hoy en día se hace continuamente el loco; sobre todo en las fiestas de guardar, cuando no hay que resolver otros asuntos, se anda con los carros. El día festivo convierte a muchos en necios, pues creen que ese día ha sido pensado para que Dios pase por alto los pequeños trabajos, para que se tale la madera en el tablero y se pase todo el día jugando a las cartas. Muchos hacen trabajar a la servidumbre, sin preocuparse de que siervos e hijos vayan a la iglesia, a la homilía y a los oficios divinos o de que se levanten temprano para la misa. Primero quieren terminar de hervir bien el hidromiel que han macerado en la semana.
No hay oficio del que no pueda decirse que nada hace en los días festivos; tan obsesionados estám por el penique como si ya no hubiera más días en la tierra. Parte anda de cháchara en la calle; los otros están sentados jugando y comiendo y bebiendo, y a alguno se le va ahí en el vino más de lo que gana con el trabajo de una semana. Un tacaño y chapucero tiene que ser quien no quiera sentarse a beber por el día y por la noche, hasta que cante el gato o sople el viento de la mañana.
Los judios se mofan mucho de nosotros, de cuán gran honra rendimos a los días de fiesta (que ellos tienen en tan alta y sagrada estima), y no quisiera meterlos en la nave de los necios, si no anduvieran todo el tiempo errando por ahí como un perro rabioso. Un pobre recogió leña en día festivo, y sólo por ello fue lapidado. Los macabeos no quisieron aprestarse para la lucha en el día sagrado, y muchos de ellos fueron asesinados. No se recoje en día festivo el maná, como Dios ordenó. Mas nosotros trabajamos sin necesidad y reservamos para el día de fiesta muchas cosas que no queremos hacer otros días.
¡Oh necio, guarda y honra el día del Señor! Hay aún muchos días más de la semana, cuando tú te pudres en la tierra. De la avaricia proceden todos los vicios.