martes, 5 de febrero de 2008

Casarse por dinero

Quien por ninguna otra causa que el dinero echa mano del matrimonio, obtiene mucha disputa, desgracia, riña y aflicción.

Quien se mete en el burro por la manteca, vacío está de juicio y sabiduría. Si toma en matrimonio a una mujer vieja, un buen día y ninguno más. Poca alegría obtendrá de ello, ningún fruto puede salirle de ahí y tampoco tendrá nunca un buen día, menos cuando ve el saco de los peniques, que a menudo le pasa también por los oídos; por él se ha convertido en un necio. De ello resulta asimismo con gran frecuencia muy poca felicidad, cuando sólo se mira el dinero y no se presta atención a la honra y a la rectitud. Cuando uno se ha casado mal, no queda alegría ni amistad. Más fácil sería estar en el desierto que tener que vivir mucho tiempo con una mujer iracunda y mala, pues pronto dejará enjuto el cuerpo del marido. En verdad no hay que confiar en el que da su juventud por dinero. Como le huele bien el aroma de la manteca, se atrevería también a desollar el burro; y, cuando ha pasado mucho tiempo, no encuentra más que estiércol y excremento. Muchos persiguen a la hija de Acab y caen en su pecado y venganza. El diablo Asmodeo tiene hoy mucho poder en el estamento matrimonial. ya se encuentran a muy pocos Boz que deseen a Rut para el matrimonio; por ello no se oyen más que gritos y lamentos, y criminor te, arañor a te (Te acuso de adulterio, dice la mujer; soy arañado por ti, responde el marido).

Ilustración: Un joven necio, vestido a la moda (medio desvestido), levanta con una mano el rabo de un burro y recibe con la otra, de una vieja muy fea, un saco de monedas.