sábado, 2 de febrero de 2008

Mal ejemplo de los padres

Los niños se vuelven iguales a los padres cuando no se avergüenzan éstos de romper los cántaros y las ollas delante de aquellos.

Quien ante mujeres y niños quiere hablar mucho del amor carnal o del libertinaje, espere que les suceda lo mismo que él ha osado hacer delante de ellos.
Ya no hay educación ni honra sobre la tierra. Niños y mujeres aprenden las palabras y los modales: las mujeres, de la mano del marido; los hijos toman la deshonra de los padres; y, si el abad pone los dados, los monjes están preparados para jugar.
El mundo está ahora lleno de malas enseñanzas, no se encuentran, por desgracia, educación ni honra algunas: los padres tienen la culpa, la mujer aprende de su marido, el hijo sigue a su padre y la hija es igual que su madre. Por tanto, no se apresure nadie a maravillarse de que sean tantos los necios que hay en el mundo. El cangrejo anda igual que su padre; ningún lobo hace de corderillo; Bruto y Catón están los dos muertos, por eso se multiplica la banda de Catilina. Los padres sabios, honrados y virtuosos engendran hijos iguales a ellos. Diógenes vio a un joven que estaba ebrio, y le dijo: "¡Hijo mío, éste es el modo de vida de tu padre! ¡Un borracho te ha engendrado!" Es necesario que se mire con la mayor precisión lo que se habla y se hace delante de los hijos, pues la costumbre es otra naturaleza, y hace que los niños adquieran muchos defectos. Viva cada cual debidamente en su casa, para que no se produzca ningún escándalo.

Ilustración: Padre, madre e hijo tienen en la mano sendos jarrones, en parte ya rotos en el caso de los padres, y con la intención también de romperlo en el caso del hijo. El padre parece enfadado por haber perdido en el juego que lleva en la mano; la madre sonríe desafiante; el hijo señala hacia el padre y mira a la madre, aprendiendo de ambos.