domingo, 24 de febrero de 2008

Hacer el mal y no esperar

Lanza hacia arriba la pelota y no espera que caiga, el que quiere enfurecer a toda la gente.

Un necio es el que a los otros hace lo que él mismo de nadie puede tomar por bueno. Mire cada cual lo que hace a los demás, para que se le contente también con ello. Como uno grita ante el bosque, así recibe siempre su eco; quien quiere meter a otros en el saco, espere también sufrir la bofetada. El que a muchos dice lo que a cada cual le falta, oye muy a menudo quién es él mismo.
Como Adonisedec hizo a muchos otros, así recibió en recompensa; el propio Perilo cantaba a la vaca que había preparado para otros; lo mismo suceció a Busiris, Diómedes y Falaris; alguno cava a otro una fosa, pero cae él mismo en ella. Una horca para otro dispuso Amán, pero en ella fue colgado él mismo. Confía mucho en todos, pero sé precavido, pues en verdad se echa ahora de menos la confianza. Prevé lo que se esconde detrás de cada cual: Confíamucho se fue cabalgando muchos caballos. No comas con un envidioso ni quieras ir con él a la mesa, pues él calcula desde ese instante lo que nunca has pensado en tu interior. Él te dice: "¡amigo, come y bebe!"; pero su corazón está muy alejado de ti, como si dijese: "¡te lo concedo de tan buen grado como si un ladrón me lo hubiera robado!" Alguno que en broma te mira risueño, te comería el corazón en secreto.

Ilustración: En el detallado marco de una ciudad, un necio trata de golpear a un hombre, quien trata de apaciguarle, pero echa también la mano a la espada. Un joven observa la escena.