jueves, 3 de enero de 2008

Del criticar y hacer uno lo mismo

Quien indica un buen camino, pero queda él mismo en el charco y el cieno, carece de sentido y sabiduría.

Un necio es quien quiere criticar lo que para él mismo no es demasiado hacer; un necio es, y deshonrao, quien toma todas las cosas por su lado peor y a todo cuelga un sambenito, pero no piensa en sus propias faltas. La mano que está en el crucero muestra un camino que ella no sigue; quien en el ojo lleve una viga, échela fuera antes de decir: "hermano, ten cuidado, veo en tí una paja que me disgusta". Impropio es del maestro criticar a cada cual cuando él mismo tiene dentro de sí el vicio que censura en los demás y cuando tiene que sufrir el proverbio: "señor doctor, cuídate tu primero". Muchos aconsejan a los demás y no saben aconsejarse a sí mismos. Como Gentile y Mesué: cada uno de ellos murió del mismo mal que padecían todos aquellos a quienes querían ayudar y sobre el que habían escrito más que nadie.
Cualquier vicio que aparece, tanto más claro se ve cuanto más estimado es aquel que lo tiene. Obra primero y enseña después, si quieres merecer alabanza y honor. El pueblo de Israel tenía deseos de castigar a los hijos de Benjamín y, sin embargo, sufrió una derrota, pues él mismo estaba en pecado.

Ilustración: Un necio que ha caído en una charca y lleva una clava que se le parece, señala con el dedo a un crucero, que indica con su brazo el verdadero camino.