miércoles, 9 de enero de 2008

Del inútil estudiar

Quien no estudia la verdadera ciencia, él mismo se toca los cascabeles y es conducido en la cuerda de los necios.

A los estudiantes tampoco los paso por alto. Tienen de antemano la capa como premio, y, a poco que toquen ésta, la capucha sigue detrás; pues, cuando deberían estudiar de firme, prefieren ir a golfear. La juventud tiene en muy poca estima toda la ciencia; ahora prefieren aprender sólo lo que es útil e infecundo. Lo mismo se echa en falta también en los profesores, pues no respetan la verdadera ciencia y sólo prestan atención a una inútil charlatanería; si era de día o de noche, si un hombre ha fabricado un burro, si corre Sortes o Platón. Tal enseñanza es lo que hoy ofrecen las escuelas. ¿No son necios y tontos de capirote los que noche y día andan por ahí con esas cosas y se atormentan ellos mismos y atormentan a los demás? No respetan ninguna ciencia mejor. Por eso Orígenes dice de ellos que son las ranas y las langostas que devastaron Egipto.
Así se nos va la juventud. Hemos permanecido en Leipzig, Erfurt, Viena, en Heidelberg, Maguncia, Basilea, pero al final volvemos a casa con deshonra. El dinero se ha agotado, entonces estamos contentos de la imprenta y de aprender a servir el vino: de un Juan sale un Juanillo. Así el dinero está bien invertido: la capa de los estudiantes quiere tener cascabeles.

Ilustración: En la calle se encuentra un profesor necio con dos alumnos necios.